“En los tempranos días de la grabación análoga, la masterización era un oscuro arte practicado por técnicos cascarrabias que misteriosamente hacían la transferencia de un medio electrónico de una cinta de audio magnética al medio físico del vinilo ̈ (Bobby Owsinsky, The Audio Mastering Handbook). Según este gran autor, “ En aquellos días, los ingenieros de masterización o transfer, encontraban la manera de hacer que el monto de la señal se incrementara, aplicando ecualización y compresión. Productores y artistas empezaron a notar que algunas grabaciones sonaban mas alto que otras en la radio, lo que resultaba (esto es especulación), en una mayor venta de los discos. ̈
De esta manera, y sin proponérselo nadie, comenzaría una guerra incontrolable de niveles en la industria de la música, vigente hasta hoy y que le ha hecho un enorme daño al rango dinámico del audio que escuchamos normalmente en nuestra vida cotidiana.
Este fenómeno se acentuó con el advenimiento de la grabación digital y la llegada del Compact Disc, pues el ruido al que estábamos acostumbrados los usuarios de la música desapareció. La ausencia de scratch (ruido producido por la aguja al contacto con el vinilo) y el Hiss y el Hum (ruidos provenientes de conexiones eléctricas propias de sistemas electromecánicos) desencadenó en un mayor aprovechamiento de las calidades tímbricas de la música y por ende, mayor cantidad de volumen. Y allí es donde radica el problema.
Los músicos de hoy e ingenieros con poca instrucción y capacitación sonora, confunden rango dinámico con volumen. El rango dinámico es la diferencia de nivel o presión sonora existente entre los sonidos mas bajos y los sonidos más altos que podemos escuchar. El volumen es la percepción sonora que el ser humano tiene de la potencia de un determinado sonido.
A principios de los años 90, la industria musical decidió que cuanto más alta sonara la música, mejor. La forma para aumentar el volumen fue comprimiendo la señal de audio, lo que ocasionó una pérdida de su rango dinámico, práctica que continúa hasta hoy aparentemente sin control. Pero, cómo sabemos cuando una señal de audio ha perdido rango dinámico?
- El sonido no es limpio. - El sonido suena saturado y algunas veces distorsionado. - La música transmite menos emociones, el sonido es “angustiante”. - No se pueden distinguir fácilmente los instrumentos que intervienen en la grabación.
- La letra de la canción se torna confusa. - El audio no suena realista.
En teoría, la masterización de audio permite mejorar el rango dinámico de la señal de una manera científica y controlada, con equipamiento análogo de alta gama y monitores o parlantes de altísimo costo. No obstante lo anterior, cualquier productor de audio novato o músico con un home studio y un buen paquete de plugins se siente en capacidad de masterizar cayendo en la trampa de la guerra de volúmenes descrita arriba, Si a eso le añadimos la compresión que suma la señal de las emisoras comerciales que escuchamos, el resultado es catastrófico. Esa es la principal razón por la cual la música de los 70’s y 80’s es tan popular hoy en día: simplemente suena mejor.
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El tipo de música que hacemos determina el rango dinámico de la señal. En la música clásica, el balance instrumental y tímbrico permite un rango dinámico alto por la diferencia existente entre los sonidos bajos y altos. En los nefastos géneros musicales de hoy, como el reggaetón, el trap y el hip hop, la situación es diametralmente opuesta. La diferencia entre timbres es tan pobre que resulta en una señal cargada de frecuencias bajas y altas a un nivel de presión sonora tan alto que ha desvirtuado el arte de la música.
Javier Martínez Maya
Berklee College of Music
The Liverpool Institute for Performing Arts
Director Arte Nova Music Lab
Fuentes: Geeklan.eu Owsinky, Bobby. The Audio Mastering Handbook
Fotografías: Vicky Niño. Derechos Reservados.